Es como eso de los sueños. Dicen que dormimos para soñar, o que soñamos para dormir. Pero, ¿y qué si prefiero soñar para vivir, o vivir para soñar? "En nuestros sueños creamos un mundo enteramente nuestro" dicen, pero yo prefiero vivir mi mundo como lo vivo en mis sueños, donde los imposibles dejan de existir para convertirse en mis posibles.
Podría ser este nuestro trato: ni vivimos para olvidar lo que una vez hicimos, ni soñamos imposibles para no hacerlos posibles despiertos. ¿Por qué? Porque nuestros sueños deben ser más grandes que nuestros miedos.