martes, 5 de agosto de 2014

Vivir soñando.

Y es ese maldito recuerdo el que te provoca dolor y a la vez felicidad. Ese que sabes que, cuanto antes lo olvides, más fácil será todo, pero no quieres hacerlo. Es tu recuerdo y, por nuestro bien o por nuestro mal, estamos hechos de recuerdos. Nos ayudan a ser lo que somos, a no cometer los mismos errores, o a volverlos a cometer.
Es como eso de los sueños. Dicen que dormimos para soñar, o que soñamos para dormir. Pero, ¿y qué si prefiero soñar para vivir, o vivir para soñar? "En nuestros sueños creamos un mundo enteramente nuestro" dicen, pero yo prefiero vivir mi mundo como lo vivo en mis sueños, donde los imposibles dejan de existir para convertirse en mis posibles.

Podría ser este nuestro trato: ni vivimos para olvidar lo que una vez hicimos, ni soñamos imposibles para no hacerlos posibles despiertos. ¿Por qué? Porque nuestros sueños deben ser más grandes que nuestros miedos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario