martes, 2 de diciembre de 2014

Miedo a eso que llaman amor.

¿Será verdad que tengo miedo a querer? ¿O simplemente es miedo a que me vuelvan a romper? Uno no elige de quién enamorarse, pero sí a quién le rompes el corazón. Uno no elige a quién enamorar, pero sí a quién dañar. Puede que sea porque no conozco qué es el amor, pues siempre que he empezado a conocerlo, de mí se ha despedido.
Tener miedo a enseñar cómo eres de verdad. Que no eres un bloque de hielo, ni tienes un corazón de piedra. Una simple armadura que te protege lo que de verdad eres. Alguien que un día amó y le hicieron sangrar. Alguien que dio todo lo que podía y le robaron hasta el último de sus besos para que nunca más besara con amor. Alguien que derramó lágrimas por aquellos que nunca se las secaron. Alguien que tiene miedo a confiar de nuevo en alguien, alguien que le abra su alma. Alguien que huye ante quien quiera enjaularla en su mente, y en su corazón.
Alguien que, simplemente, tiene miedo a amar. Miedo a que derritan su armadura para después dejarla desnuda ante el fuego del recuerdo. Miedo a dejar escapar su libertad para entregársela a quien la encadena. Miedo a amar, miedo a ser querida, a ser herida, a ser amada.
Nunca conoció a quien confiara en ella de verdad. Nunca conoció a quien no le mintiera. Nunca conoció a quien de verdad la amase.

Tantas veces empezó a querer para después tener que olvidar. Tantos besos sinceros dio que ya besa igual que miente. Tantos jugaron con su corazón que ellos mismos lo convirtieron en piedra. Tantos abusaron de su calor que la volvieron del material del frío. En quien es ahora. En mí.

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