martes, 2 de diciembre de 2014

Un suave Carpe Diem bajo la áspera realidad.

Para empezar esta lectura, me gustaría que pensaran en la pregunta que les voy a hacer, al final entenderán por qué: ¿No creen que algo no va bien? Quédense con la pregunta rondando por sus mentes y vayamos a lo que interesa. ¿Alguno de ustedes ha escuchado "Cuestión de Prioridades", de Melendi? Puede que algunos por el autor ya comiencen a pensar en cualquier barbaridad pero, les pediría amablemente que escucharan este trozo de la canción, la más bonita que ha escrito a mi padecer, que les voy a leer a continuación:
"Perdonen sus gobernantes esta mía ignorancia, no entiendo que en pleno año dos mil, a mil kilómetros de aquí, se estén muriendo de hambre. Se están muriendo de hambre y no les damos de comer, nos lo gastamos todo en tanques para podernos defender de qué, de quien. De vuestros putos ombligos mercenarios, arrogantes que se den por aludidos son los putos asesinos que los estáis matando de hambre".
¿Da de qué pensar, verdad? Desde que fue escrita esta estrofa hasta este día han pasado más de diez años y las cosas no han cambiado mucho, de hecho, parece que todo haya ido a peor. Enciendes el televisor, te pones a ver las noticias mientras comes o cenas y te entran ganas de dejarlo. Asesinatos, gente viviendo en la calle, paro y más paro, recortes, leyes que antes nos daban libertad siendo ahora prohibidas… malas noticias por el mundo entero, ¿y tú que haces mientras? Quedarte sentado en el sofá sin poder hacer nada. Aunque no es necesario encender la televisión para ver esas cosas. Sales a la calle y te las encuentras en primera persona: gente pidiendo dinero con cartones escritos de "por favor, necesito ayuda" con su fiel amigo durmiendo junto a ellos, personas buscando en la basura, niños arrastrando carros con chatarra… No sé ustedes, pero el ver esto hace que me nazca odio, odio hacia la gente que ha provocado todo esto y una gran impotencia por no poder hacer nada por acabar con todo lo que está sucediendo ya que, si lo hiciera, me tacharían de antisistema. En la edad media eran los guerreros los que luchaban por las injusticias del pueblo, ahora son los rebeldes de la sociedad, rebeldes que se rebelan contra lo injusto, aunque los mandamases no hacen más que dejarlos como los malos y decir que no hay injusticias. Claro, ¿cómo no van a haber injusticias? ¿Acaso son para los mandamases las injusticias que ellos mismos provocan, iguales que para el pueblo? Es obvio que no, ya que no las están sufriendo en sus propias carnes como lo hacen los que ya no tienen nada que perder.
Durante toda la historia de la humanidad han sucedido este tipo de cosas, de hecho, siempre han estado. ¿Ustedes se han fijado en cómo acaban este tipo de situaciones? Todo período de decadencia y de revueltas ha acabado estallando en una guerra. La palabra en sí ya da pavor, guerra, parece algo casi imposible en nuestros tiempos, pero no es cierto. La Tierra está plagada de guerras, pequeñas o grandes, políticas o económicas, armamentísticas o químicas, da lo mismo. Y, aunque todos los países pidan paz, todos ellos se vuelven locos por tener bombas nucleares o, quien sabe, mucho peores. Se dice que si la Tierra entera entrara en guerra, la destrucción sería más catastrófica que si cayera un meteorito. ¿Qué irónico, verdad? Somos capaces de construir armas nucleares pero no de cesar el hambre en el mundo y, aun pudiendo, no les es rentable a los mandamases.

No sé qué opinarán ustedes de todo esto que les acabo de leer pero, les hago la misma pregunta que al principio: ¿No creen que algo no va bien? Ahora entenderán por qué se lo he dicho antes, y es que, queramos verlo o no, algo no va bien. Prioridades hay muchas, desde tener que sentarse en un trono hasta encontrar unas migajas de pan para alimentar a tus hijos. Todos tenemos prioridades pero, al hablar de la humanidad, todos deberíamos de tener como prioridad el bien común. No me refiero a ir a un banco y robarlo para darles el dinero a los que se lo han robado, no, aunque fuese una buena idea, ya sería un poco pasarse Robins Hoods modernos. No, yo me refiero a demostrarles a los mandamases que no somos como ellos, que podemos mejorar el mundo sin la necesidad joder al resto, porque no hay otra palabra que describa lo que ellos están haciendo, sino darles esa comida que compras de más y luego acabas tirando a la basura a la gente que pasa hambre. Si eres médico, negarte a hacer pagar la consulta a un enfermo de la calle. Si eres profesor, negarte a que un niño no pueda aprender porque sus padres no puedan pagarle los libros de texto. Si eres persona, a no dejar a una persona dormir a la intemperie una fría noche de invierno entre cartones. Y así podría pasarme horas porque, son esos pequeños gestos los que demuestran que “la vida más pequeña, vale mil veces más que la nación más grande, que se inventen jamás”. Esos pequeños gestos, son el suave Carpe Diem bajo la áspera realidad.

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